Está volviendo. Creí haberlo podido controlar, pero el deseo me domina y enloquece.
Debo ceder, todo es más fácil si lo hago, no hay dolor, no hay amargura, solo placer.
Sólo tengo que esperar la persona correcta. Cualquier persona es la
correcta. Cualquiera puede calmar mi dolor, cualquiera puede callar esas
voces en mi cabeza y aliviarme.
Veo un pobre en el piso, durmiendo. Casi perfecto. Nadie notará su ausencia. A nadie le importará que arrebate su vida.
Saco una navaja con cuidado y me acerco. Huele a alcohol y orina.
Con cuidado clavo la hoja en su cuelo y empieza a desangrarse. El hedor a
muerte ciega mis sentidos y me da un inexplicable placer.
Con la
presicion de un experto, comienzo a cortar símbolos en su rostro. Ésta
es mi marca. Así quedaré registrado en la historia. Es una idea
preciosa.
Me alejo y no siento ningún remordimiento. Pude callar las voces en mi cabeza.
Por ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario