lunes, 14 de mayo de 2012

Voces.

   Está volviendo. Creí haberlo podido controlar, pero el deseo me domina y enloquece.
   Debo ceder, todo es más fácil si lo hago, no hay dolor, no hay amargura, solo placer.
   Sólo tengo que esperar la persona correcta. Cualquier persona es la correcta. Cualquiera puede calmar mi dolor, cualquiera puede callar esas voces en mi cabeza y aliviarme.  
   Veo un pobre en el piso, durmiendo. Casi perfecto. Nadie notará su ausencia. A nadie le importará que arrebate su vida.    
   Saco una navaja con cuidado y me acerco. Huele a alcohol y orina. Con cuidado clavo la hoja en su cuelo y empieza a desangrarse. El hedor a muerte ciega mis sentidos y me da un inexplicable placer.   
   Con la presicion de un experto, comienzo a cortar símbolos en su rostro. Ésta es mi marca. Así quedaré registrado en la historia. Es una idea preciosa.
   Me alejo y no siento ningún remordimiento. Pude callar las voces en mi cabeza.



   Por ahora.

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